viernes, 19 de junio de 2015

COMO DEBERÍA SER LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE EN CHILE; OTRA OPCIÓN SERÍA CIRCO



Constituyente en Chile

Autor Dr. @ Mario H. Concha Vergara
El ex minis­tro de Agri­cul­tura de Sal­va­dor Allende Gos­sens, Jac­ques Chon­chol, ex diri­gente de la Izquierda Cris­tiana de Chile y, actual­mente ase­sor de la FAO en Agri­cul­tura está impul­sando el lla­mado a una Cons­ti­tu­yente en Chile. Para él y sus segui­do­res “La Cons­ti­tu­ción (de Chile) actual ampara a los pode­res fác­ti­cos que ayer se sir­vie­ron de la tira­nía y que hoy gozan de ocul­tos e irri­tan­tes pri­vi­le­gios, ejer­ciendo un con­trol deci­sivo sobre la eco­no­mía, las ins­ti­tu­cio­nes polí­ti­cas y los medios de comunicación.
No sólo es ile­gí­tima en su ori­gen. Es, ade­más, anti­de­mo­crá­tica, por­que pri­vi­le­gia la renta y el lucro por sobre la dig­ni­dad humana, deja los prin­ci­pa­les resor­tes del poder eco­nó­mico y jurí­dico fuera del alcance y con­trol de la ciu­da­da­nía y esta­blece obs­tácu­los insal­va­bles para su modi­fi­ca­ción. Repre­senta, en defi­ni­tiva, la con­ti­nui­dad jurí­dica de la dic­ta­dura e impide el esta­ble­ci­miento de un régi­men ver­da­de­ra­mente demo­crá­tico.

Un poco de his­to­ria constituyentista
La his­to­ria nos indica, día a día, qué hacer y, nos demues­tra la vía de un posi­ble futuro; sin embargo, noso­tros sus acto­res somos los últi­mos en ente­rar­nos y en dar­nos cuenta de qué es lo que está suce­diendo his­tó­ri­ca­mente, y por qué suce­den los acon­te­ci­mien­tos que vivi­mos: por lo tanto, nos cuesta acep­tar los cam­bios por­que no sabe­mos a cien­cia cierta hacia dónde vamos.
Las ave­ci­llas saben de ante­mano cuando ven­drá un sismo o una tor­menta y se ponen a salvo. Las galli­nas se inquie­tan y los gallos avi­san con su canto horas antes de que suceda un sismo; los perros ladran o llo­ran cuando pre­sien­ten un sismo; en fin, todas las espe­cies ani­ma­les meno­res, las más irra­cio­na­les, tie­nen la capa­ci­dad, de la cual care­ce­mos los huma­nos, de ade­lan­tarse a los hechos y de per­ci­bir los cam­bios por medio de la sim­ple obser­va­ción de las varia­bles y carac­te­rís­ti­cas de su medio ambiente.
Por eso, “El curso de las cosas, en sus momen­tos excep­cio­na­les, ata las con­di­cio­nes his­tó­ri­cas par­ti­cu­la­res con el esfuerzo sobre­hu­mano que algu­nos hom­bres son capa­ces de realizar[.1] ”. Un hom­bre (Ser) con la saga­ci­dad de un ave y la sabi­du­ría de un can, sabría subirse al carro de la his­to­ria y dejarse lle­var por ella; otros tra­ta­rían de empu­jar ese carro sin saber hacia dónde se dirige; en ambos casos hay posi­bi­li­da­des cier­tas de éxito, lo con­tra­rio, es decir, igno­rar la his­to­ria y/o que­rer impo­ner a juro las pro­pias ideas, o crear ideo­lo­gías para guiar el curso his­tó­rico, es no enten­der la dia­léc­tica his­tó­rica y el indi­vi­duo puede con mucha faci­li­dad lle­gar al com­pleto fra­caso en sus pre­ten­sio­nes de alte­rar la evo­lu­ción natu­ral de los acontecimientos.
Para el insigne Simón Rodrí­guez “cuando las cosas toman una direc­ción, algo las impulsa o las atrae, y no es una razón para opo­nerse a su mar­cha, el no saber a que punto se dirigen[.2] ” Estos argu­men­tos (e indu­da­ble­mente, otros) podrían ser, sin duda alguna, una muy buena apo­lo­gía al plan­tear­nos la nece­si­dad his­tó­rica de bus­car los cam­bios a los cua­les nos empuja la evo­lu­ción natu­ral de los pue­blos, para el esta­ble­ci­miento de una Asam­blea Popu­lar Ple­ni­po­ten­cia­ria Cons­ti­tu­yente, en Chile. Sin embargo, se nos hace nece­sa­rio enten­der con cla­ri­dad y trans­pa­ren­cia el pro­ceso his­tó­rico que esta­mos viviendo, no sola­mente desde el punto de vista con­sig­nista, pro­pa­gan­dís­tico, ideo­lo­gi­zante y perverso-político, como apa­ren­te­mente ocu­rrió en 1999 en Colom­bia y al poco tiempo en Vene­zuela, cuyas cons­ti­tu­yen­tes fue­ron hechas como el Conde de Lam­pe­dusa, quien en su magna obra “Il Gas­to­pardo”, cam­bia todo polí­ti­ca­mente para que en reali­dad nada cambiara.
En Ecua­dor, des­pués de la caída del pre­si­dente Buca­ram, quien fue sacado del poder al ser decla­rado demente, se llevó a cabo un pro­ceso cons­ti­tu­yente al cual se le pusie­ron tan­tas tra­bas que los cons­ti­tu­yen­tis­tas no tenían ni un local en el cual reunirse; allí, el Con­greso no fue des­ti­tuido y la Asam­blea no fue Ple­ni­po­ten­cia­ria (es decir, care­cía de todos los pode­res); esa Cons­ti­tu­yente tam­bién fue “lam­pe­du­siana” y en Ecua­dor no cam­bió nada, de tal manera que el Pre­si­dente Correa, llamó a otra Cons­ti­tu­yente, (2007) pero no se disol­vió el Par­la­mento y la Cons­ti­tu­yente tam­poco es Ple­ni­po­ten­cia­ria por­que no está sobre los pode­res del Estado. En Boli­via, el pre­si­dente Evo Mora­les, tam­bién llamó a una Cons­ti­tu­yente. Allí se pre­senta el mismo vicio: no se disuel­ven los pode­res del Estado, la Cons­ti­tu­yente no es Ple­ni­po­ten­cia­ria y, por lo tanto, es de espe­rarse otro “Gatopardo”.
Si retro­ce­de­mos en la his­to­ria, y nos ubi­ca­mos en tiem­pos de Simón Bolí­var, podre­mos recor­dar que El Liber­ta­dor plan­teaba. “Colom­bia­nos: acer­caos en torno al con­greso cons­ti­tu­yente: él es la sabi­du­ría nacio­nal, la espe­ranza legí­tima de los pue­blos y el último recurso de reunión de los patriotas[.3] ”
Como se puede apre­ciar, Bolí­var daba una extra­or­di­na­ria impor­tan­cia a la con­vo­ca­to­ria de una Constituyente; tanta, que para él el patrio­tismo se demos­traba en la crea­ción de las estruc­tu­ras repu­bli­ca­nas en forma democrática.
En Amé­rica Latina hay una larga his­to­ria de Cons­ti­tu­yen­tes. Al pare­cer nadie ha que­dado con­tento pues las cons­ti­tu­cio­nes ema­na­das del Poder del Pue­blo, total o par­cial­mente no han logrado crear un cuerpo rector-legal, una LEY de LEYES, que pueda per­ma­ne­cer en el futuro con pocas enmien­das. Esto lo han logrado, sola­mente, los sui­zos y los anglo-sajones con su Bill of Rights, y los nor­te­ame­ri­ca­nos de EE.UU., con sus enmien­das cons­ti­tu­cio­na­les, ¿por qué? Por­que han dejado el espa­cio sufi­ciente para que el Ser vea expre­sada en cada una de las nor­mas sus intere­ses per­so­na­les (par­ti­cu­la­res) junto a los intere­ses colec­ti­vos, lo cual, final­mente, es el resul­tado de la República.
¿Cómo hacerlo?
Para lle­var a cabo una Cons­ti­tu­yente, es nece­sa­rio que el pue­blo per­ciba que ella puede efec­tuar los cam­bios nece­sa­rios para cons­truir una nueva socie­dad que a la vez per­mita las expre­sio­nes cul­tu­ra­les exis­ten­tes y crea­ti­vas. Esto evita, a mi modo de ver, los trau­mas de una gue­rra civil o revo­lu­ción vio­lenta pues, una Cons­ti­tu­yente en sí no es otra cosa que una revo­lu­ción pací­fica, darwiniana pues es parte de la evo­lu­ción popu­lar. Obvia­mente, el pue­blo, entiéndanse aquí por pue­blo toda la socie­dad demo­crá­tica, deberá estar atenta a los aten­ta­dos o regre­sio­nes que quie­ran hacer gru­pos socia­les que sien­tan o pre­ten­dan que sus intere­ses serán conculcados.
Para poder lle­var a cabo un pro­ceso cons­ti­tu­yente, lo pri­mero que hay que hacer es orga­ni­zar al pue­blo en uni­da­des cons­ti­tu­yen­tis­tas ple­ni­po­ten­cia­rias (UCP) que sean capa­ces de orga­ni­zar Foros Cons­ti­tu­yen­tes que ayu­den a enten­der el pro­ceso a la masa popu­lar. Estos fren­tes pue­den ser modu­la­res; es decir, que reúnan a per­so­nas afi­nes, por ejem­plo, a una acti­vi­dad o pro­fe­sión, o que se reúnan por su afi­ni­dad veci­nal o labo­ral, etc. Para que el tra­bajo de estas UCP sea más efec­tiva se pue­den divi­dir en Círcu­los o Gru­pos Cons­ti­tu­yen­tis­tas, o las for­mas que decida el pueblo.
Lo impor­tante de estas UCP es que son orga­ni­za­cio­nes popu­la­res ema­na­das del mismo pue­blo y, que por lo tanto, serán autó­no­mos, no obe­de­ce­rán a con­sig­nas par­ti­da­rias ni a direc­cio­nes polí­ti­cas con­ta­mi­nan­tes. Lo cual, no quiere decir, que en cuerpo no haya mili­tan­tes políticos.
Las UCP, serían el res­cate de la Sobe­ra­nía Popu­lar que es en donde real­mente reside el Poder; pero, estas orga­ni­za­cio­nes no sólo se que­da­rán en el plano edu­ca­tivo y orga­ni­za­tivo popu­lar pues ellas debe­rán ser los nutrien­tes direc­tos de la sobe­ra­nía popu­lar al Poder Constituyente Ple­ni­po­ten­cia­rio, con sus ideas, crí­ti­cas, accio­nes y hechos cons­ti­tu­yen­tes. Por ejem­plo, si un Seremi “X” no sirve, ese Poder Constituyente orga­ni­zado en las UCP podría des­ti­tuirlo nom­brando a otro.
Con­trato Social
Para Jean Jac­ques Rous­seau, en su “Con­trato Social” , “la sobe­ra­nía pri­ma­ria sólo reside en el pue­blo, el cual puede dele­gar esta sobe­ra­nía en pode­res cons­ti­tui­dos , para evi­tar la anar­quía”. Esto no sig­ni­fica otra cosa que para que exis­tan los pode­res cons­ti­tui­dos ten­gan que exis­tir asen­ta­mien­tos huma­nos (nacio­nes, paí­ses, Esta­dos), estruc­tu­ral­mente com­ple­jos, con sis­te­mas orga­ni­za­ti­vos plu­ri­cla­sis­tas, plu­ri­pro­duc­to­res eco­nó­mi­cos, plu­ri­cul­tu­ra­les, etcétera pero, que tie­nen pro­ble­mas comu­nes que exi­gen que toda la admi­nis­tra­ción de los recur­sos se efec­túe en forma colec­tiva para poder con­se­guir el bien común. Nótese que he dicho la admi­nis­tra­ción de los recur­sos y no su pro­duc­ción. Todo esto, se logrará sola­mente por medio de la orga­ni­za­ción polí­tica de la socie­dad. (Aquí no habla­mos de polí­tica par­ti­dista, sino que de la cien­cia política).
Ahora bien, este “Con­trato Social”, que sería nor­mado por la Cons­ti­tu­yente Ple­ni­po­ten­cia­ria, es pro­ducto del Poder Popu­lar que emana e imana los resul­ta­dos cons­ti­tu­yen­tis­tas. Y, como el Ser es el mayor y más impor­tante pro­ducto o bien de la madre natu­ra­leza, debe seguir sus reglas y leyes natu­ra­les, esto es vivir en orden y sin anar­quía, y, obvia­mente, en forma soli­da­ria. (La única forma de soli­da­ri­dad que no ha fra­ca­sado es la democracia).
Así como la natu­ra­leza vive en orden, y el año se divide en esta­cio­nes cli­má­ti­cas, y las aves emi­gran de acuerdo con esas esta­cio­nes o cam­bios ambien­ta­les, y otros ani­ma­les mayo­res, por ejem­plo, en busca de ali­men­tos o agua, el humano, como Ser racio­nal, va pla­ni­fi­cando sus nece­si­da­des de acuerdo a su medio ambiente natu­ral y de con­vi­ven­cia con otros seres humanos.
Según el filó­sofo ale­mán Karl Sch­mitt, el “Poder Cons­ti­tu­yente es la volun­tad polí­tica cuya fuerza y auto­ri­dad es capaz de adop­tar la con­creta deci­sión del con­junto sobre modo y forma de la pro­pia exis­ten­cia polí­tica deter­mi­nando así la exis­ten­cia de una uni­dad polí­tica (Chile), como un todo”. Esto sig­ni­fica que el Poder Cons­ti­tu­yente es, en su esen­cia, como en su exis­ten­cia, emi­nen­te­mente polí­tico como uni­ta­rio; es decir, nacio­nal; es único y total, no de gru­pos, ni de par­ti­dos pues se supone que el pue­blo es UNO SOLO, en nues­tro caso, el pue­blo chi­leno está com­puesto por habi­tan­tes blan­cos, crio­llos, mes­ti­zos, indí­ge­nas de las diver­sas etnias, extran­je­ros resi­den­tes, gita­nos, etcétera., el gen­ti­li­cio es uno y es indivisible.
Para Simón Rodrí­guez la ecua­ción de un pue­blo ético y sobe­rano es la siguiente: “Pue­blo mul­ti­pli­cado por intere­ses par­ti­cu­la­res y divi­dido por intere­ses par­ti­cu­la­res, igual uno, igual Repú­blica”. Por esto, no son los Par­ti­dos, ni la Igle­sia, ni las FF.AA., ni los dipu­tados, sena­do­res o minis­tros, ni los Man­da­ta­rios, ni los Jue­ces o Magis­tra­dos, quie­nes hacen las cons­ti­tu­cio­nes. (La buro­cra­cia, en el sen­tido webe­riano, está lla­mada a ser­vir, más no a man­dar por­que su amo es el Pue­blo). La suma de los intere­ses míos, mul­ti­pli­cado por los tuyos y divi­dido por los del ter­cero, son igual a uno, igual a Repú­blica, igual a cons­ti­tu­yente, agre­ga­ría yo.
Buro­cra­cia no es poder, es servicio
¿Por qué los aquí nom­bra­dos no pue­den hacer cons­ti­tu­cio­nes? La razón es sim­ple, sus intere­ses son dema­siado par­ti­cu­la­res. Ade­más, ellos for­man la buro­cra­cia civil, mili­tar y reli­giosa, la cual no está des­ti­nada a man­dar, de acuerdo al Con­trato Social que debe impe­rar entre el pue­blo y el pue­blo mismo.
Los par­ti­dos son gru­pos de pre­sión que bus­can bene­fi­cios de grupo y no de tota­li­dad. Bus­can hacer cam­bios por medio de doc­tri­nas que pre­ten­den cam­biar la his­to­ria y eso, es impo­si­ble pues la his­to­ria está por sobre los dog­mas de las doc­tri­nas. Lo mismo pasa con las reli­gio­nes. Los man­da­ta­rios tiene sus pro­pios vicios pues su Poder no emanó de una Cons­ti­tu­yente Ple­ni­po­ten­cia­ria; en otras pala­bras, a pesar de que son ele­gi­dos demo­crá­ti­ca­mente, el pue­blo no par­ti­cipó en la crea­ción de las nor­mas que esta­ble­cen su man­dato. Y así podría­mos ir por ana­li­zar el caso de los mili­ta­res, quie­nes obtu­vie­ron, supues­ta­mente, el Poder de las Armas por man­dato popu­lar para, como decía Sócra­tes, ser guar­dia­nes de la nación y no ase­si­nos de ella.
La ver­dad, ami­gas y ami­gos es que tengo muchos argu­men­tos más que entre­gar sobre el pro­ceso cons­ti­tu­yente. Este es nece­sa­rio e impe­ra­tivo, siem­pre que cum­pla con los requi­si­tos, diría yo, que he enu­me­rado en este escrito. En caso con­tra­rio todo cam­bia­ría para que­dar igual.
Yo no conozco las pro­pues­tas com­ple­tas de Chon­chol. Me ima­gino que ha con­si­de­rado los prin­ci­pios de una Ple­ni­po­ten­cia­ria, la cual asume TODOS LOS PODE­RES DEL ESTADO y mien­tras “fabrica” la nueva Cons­ti­tu­ción, gobierna por decreto hasta que ella, a tra­vés de un refe­rén­dum, sea apro­bada o recha­zada. Si es recha­zada (EL PUE­BLO ES SOBE­RANO), se disuelve la Cons­ti­tu­yente y se espera un período pre­si­den­cial para lla­mar a otra.
Autor: Dr. @ Mario H. Concha Vergara
conchamh@gmail.com

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