Huelga nacional de supermercados Lider: La travesía creativa desde un sindicato clandestino hasta una organización masiva
Publicado el 13 Diciembre 2014
Escrito por Andrés Figueroa Cornejo
Como
si el reloj-control que determina la medianoche de obreros azules fuera
el orden natural de las cosas, ingresamos al tercer turno del centro de
distribución logístico de la transnacional usamericana del retailer
planetario, Walmart en Chile (http://es.wikipedia.org/wiki/Walmart_Chile).
De estas bodegas donde se transita en tres minutos por cámaras de 30º
grados bajo cero y 30º grados sobre cero, salen las mercaderías que
alimentan a la cadena de supermercados Líder, Ekono, Líder Mastercard y
SuperBodega ACuenta, Central Mayorista y Espacio Urbano en sus formatos
diferenciados según la segmentación social de los consumidores.
Pero
Walmart compró la industria al grupo económico Ibáñez sólo hace unos
meses. La familia Ibáñez proviene en línea directa de Carlos Ibáñez del
Campo, presidente chileno en dos oportunidades: alrededor de los años
30’ y de los 50’ del siglo pasado. El militar y político fue un fascista
en regla: participó en un par de golpes de Estado antes de acceder al
Ejecutivo mediante elecciones; se acriminó con comunistas y
homosexuales, creó la fuerza de carabineros (a la italiana), se
concentró en la policía política, y adoptó un programa
nacional-desarrollista basado en el rol del Estado de conciliación de
clases y promotor de la industria de sustitución de importaciones, como
ocurrió al mismo tiempo en otros países periféricos del mundo. Por eso
sus descendientes fueron bendecidos económicamente por la dictadura
cívico-militar de 1973. A modo de agradecimiento y en los albores de los
gobiernos civiles de los 90’, levantaron un busto del general Pinochet
en medio de la corporación, como si fuera una dependencia castrense, y
entre sus colaboradores centrales estuvo el reconocido violador de
derechos humanos y ex embajador de la tiranía en la ONU y su ex delegado
en la OEA, Sergio Diez o “Harry, el sucio” (http://es.wikipedia.org/wiki/Sergio_Diez).
La
cadena de supermercados Líder se llamó comercialmente D&S en los
90’ y Dos Álamos durante la dictadura. Así fue entregada para la
distribución de mercadería a la familia Ibáñez por el general Pinochet.
Posteriormente, entre 2009 y 2010 comenzó el proceso de traspaso y venta
desde el grupo Ibáñez a la transnacional Walmart, una de las tres
corporaciones que controlan el retailer a escala global.
Jorge
Pizarro es dirigente del Sindicato de Trabajadores Bodegas LTS
D&S-Walmart y relata que incluso “miembros del Ejército visitaron
varias veces a la empresa para estudiar el sistema logístico que se
usaba aquí. Nosotros mismos, los trabajadores, tuvimos que enseñarles el
modelo de abastecimiento AS400 (http://es.wikipedia.org/wiki/AS/400). Ya estábamos en los gobiernos civiles”.
La dignidad
“El
98% de los trabajadores/as de las bodegas de Walmart-Chile está
sindicalizado. Por eso somos una de las organizaciones más importantes
del rubro en el mundo”, dice Jorge Pizarro Álvarez, ex militante de las
Juventudes Comunistas y combatiente antifascista durante la tiranía, y
añade que “El sindicato nació el 2006, cuando estaban los Ibáñez. Ahí se
realizó la primera negociación colectiva, con 256 trabajadores. El
logro más valioso que obtuvimos fue la dignidad. Era lo que buscábamos
ante tanto atropello, horarios de explotación sin fin, maltrato
psicológico y físico. En esa época no teníamos idea de cuánto tonelaje
de cajas con mercadería cargábamos por persona. Hoy sabemos que en cada
uno de los tres turnos diarios, de 7.5 horas cada uno, el trabajador
mueve entre 600 a 700 cajas que pesan 40 kilos por unidad.”
-¿Cuál era la remuneración de un bodeguero al 2006?
“De
un trabajador recién ingresado, igual al salario mínimo. Si se
enlistaba en el sindicato, comenzaba a gozar de los reajustes
porcentuales conquistados. Y el promedio de edad de los obreros es de 30
años. Ahora, al 2014, la remuneración promedia los 600 mil pesos
(USD1.000).”
Del sindicato clandestino a la colectivización masiva de la organización
-¿Cómo se generó la organización?
“Con
unos compañeros teníamos el objetivo de crear un sindicato y me enteré
en la propia Inspección del Trabajo que ya existía uno. Lo que ocurre es
que se mantenía prácticamente clandestino. Era un activo que no
superaba las 30 personas. Entonces nos sumamos en masa, llegando a los
256 que negociamos por primera vez. Luego de un mes, como no alcanzamos
acuerdos con la empresa, nos lanzamos a una huelga que duró 26 días, a
48 horas de la navidad. Estábamos recién haciendo nuestras primeras
armas. ¿Cómo podíamos negociar en buenas condiciones frente al grupo
económico Ibáñez, uno de los más poderosos en Chile, cuando en general
en el país la inmensa mayoría de los trabajadores, y nosotros no éramos
la excepción, ni siquiera ha participado en un sindicato? Lo único que
ganamos en plata fueron 5 mil pesos (USD8,5) para la locomoción. Pero lo
que podría haber significado la destrucción de la organización en su
primera pelea, lo transformamos en una adquisición estratégica: el
respeto mediante el mejoramiento de las condiciones laborales
elementales y un sistema de retiro voluntario genuino con una
indemnización al 150% en relación a lo dispuesto por la ley.”
-Hasta el 2006, esto era una cárcel dura y pura…
“Antes
del 2006 había incluso un gerente que impedía la salida de los
trabajadores que ya habían cumplido su jornada con dos perros y una
escopeta. La amenaza de despido era permanente y violenta. Ahora ya
estamos mucho más organizados y maduros. De hecho, adicionalmente a la
cuota sindical, hoy todos aportamos una plata a un fondo de ahorro para
enfrentar los avatares de una negociación colectiva y la huelga, tal
cual en los orígenes del movimiento obrero y las mutuales, donde las
cuotas de los asociados estaban destinadas principalmente a resistir el
período que puede durar una huelga. No existe nada nuevo que no contenga
lo mejor de nuestra propia historia como asalariados.”
-¿Cuáles
fueron los efectos inmediatos de una huelga y negociación tan peculiar,
en un país donde la dictadura, antes que todo, se encargó de hacer
trizas a la organización de la clase trabajadora, desaparecer, asesinar,
torturar, encarcelar y exiliar a sus dirigentes? Vale recordar que el
propio Salvador Allende en su famoso discurso final se despide
especialmente de las y los trabajadores. Ni siquiera hace mención de los
propios partidos políticos que estaban adentro o afuera de la Unidad
Popular. Es decir, lúcidamente, Allende evidencia que el fascismo se
dejará caer fundamentalmente sobre la clase obrera organizada.
“En
efecto. Muchos de nosotros sabíamos eso entonces. La cuestión es que
después de la negociación de 2006, la gente se integró masivamente al
sindicato. Para la negociación de 2008, alcanzamos un 99% de
sindicalización, en un Chile cuya fuerza de trabajo asociada no alcanza
el 15%. De hecho, hasta nos dimos el lujo de no aceptar a algunas
personas en la organización.”
-¿Y bajo qué criterios?
“Contábamos
con una comisión de disciplina que había hecho acopio de quejas de
diversos compañeros sobre el comportamiento “apatronado” de algunos
jefes de área y/o de turno. Esa decisión fue resuelta democráticamente
en asamblea. Es decir, fue una medida sancionada colectivamente.”
Las condiciones de explotación
-¿Qué enfermedades y accidentes están asociadas al tipo de labor que efectúan los bodegueros?
“Atropellos
de máquinas transportadoras, golpes, problemas en la espalda. El
tonelaje de carga que cada uno de nosotros acumula en el cuerpo,
comienza a hacerse visible con el paso del tiempo. Por eso hemos
concluido que en la condición de seleccionador de pedidos, el cargo
inicial en la empresa, sólo se puede durar 4 años físicamente. Después
hay que renunciar o irse, porque las mutuales –empresas privadas de
salud laboral- no reconocen ninguna de nuestras dolencias como
enfermedades profesionales. Hemos sufrido accidentes muy graves, como el
desprendimiento de pies. Los accidentes más severos se producen en las
temporadas altas de exceso de producción (períodos de mayor demanda del
retailer, como fiestas de fin de año, fiestas patrias, etc.). Hay
bodegueros que se emplean en los galpones especiales destinados a los
congelados (carnes), donde trabajan a 30º bajo cero. Ese es un trabajo
pesado, pero no existe un sistema de regulación más allá de lo que
indica el Ministerio de Salud en la ley 954, que sólo indica
parcialmente cómo debe funcionar la labor humana bajo esas condiciones.
Hay muchas fichas técnicas que establece un experto en prevención de
riesgos y que están ligadas a la falta de concentración, de glucosa, de
alimentación adecuada. Por ejemplo, una persona diabética no puede
trabajar con los congelados. Sin embargo, legalmente el ámbito está en
pañales. ¿Por qué? Porque es primera vez que en Chile opera un sistema
de bodega de congelados como el que existe en Walmart. Lo que hay en el
país son frigoríficos, pero son muy distintos a los congelados. En los
frigoríficos la temperatura es mayor, mucho menor el tiempo de
exposición del trabajador al frío, y los compartimentos son muy pequeños
en términos comparativos. De acuerdo a estándares internacionales, los
bodegueros que laboran en semejantes circunstancias, no pueden estar
expuestos más de 20 minutos, luego de los cuales deben salir uno a uno y
en compañía de otra persona. Pero aquí carecemos de salas de
recuperación. Piensa que de menos 30º, se puede salir del galpón hacia
una temperatura de 30º de calor (60º de diferencia), en segundos. Ahora
bien, este sistema lleva apenas dos meses de funcionamiento y todavía
desconocemos sus consecuencias.”
-¿Qué ha hecho el sindicato frente a estos problemas?
“En
la penúltima negociación colectiva realizada el 2011, nos concentramos
en el plano del trabajo pesado, donde se le permite al trabajador a
jubilarse con 5 años de anticipación. Aquí cabrían perfectamente los
bodegueros de los congelados, y están quienes cargan tonelaje excesivo.
Luego
nos impusimos como desafío conocer en detalle el modo en que somos
explotados, cuál es la tasa de accidentabilidad real, cómo son los
sueldos, cómo se pagan; de dónde salen los recursos para sostener el
área de logística (toda vez que Walmart gana por las mercancías que
vende a boca de consumidor), etc.”
-¿Y cuál fue su principal conclusión?
“Que
nuestro trabajo como centro de almacenamiento y distribución de
mercadería, se traduce en un abaratamiento de los costos para la
empresa. Es decir, el capital gana por el arriendo de almacenaje de
mercaderías y por su reparto a los múltiples centros de venta. Somos
parte de la cadena de la valorización del capital.”
Los trabajadores controlan la producción y la contabilidad real de la empresa
-Jorge, en esta oficina de la organización dentro de la misma bodega, pende una fotografía de Clotario Blest (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=116912)...
“No
es ningún accidente romántico. Como Clotario Blest, nos conducimos de
acuerdo a la convicción de que el pueblo trabajador es el protagonista
de su propia liberación. Debido a ello, en la actualidad contamos con un
mapeo completo de nuestra labor y, en consecuencia, llevamos un
estricto control de la producción. Sabemos cómo se mueve la empresa y
conocemos perfectamente nuestras necesidades. Aplicamos un sistema
basado en lo que hizo el brasileño Lula cuando fue dirigente sindical.
Esto es, poner el control de la producción al servicio de nuestros
intereses. Así, colectamos información mediante los socios que se
desempeñan en el conjunto de las partes de la empresa, y la ingresamos a
una matrix. En síntesis, mediante ese método accedimos a la base misma
de las negociaciones con el empresariado. Descubrimos hasta robos y
casos de corrupción entre las gerencias que luego derivaron en sus
despidos por la misma empresa.
Lo
más difícil fue destruir el individualismo brutal originado en la
dictadura y que se repite hasta hoy. Liquidamos los bonos de producción
por persona y los convertimos en un beneficio común. Comenzamos a
entregar estímulos morales a los mejores socios del sindicato frente a
los “premios emocionales” de la compañía. Claro que debemos,
cotidianamente, superar la contradicción entre el beneficio individual
sistémico frente a la necesidad de la labor colectiva. Y como vector de
nuestras negociaciones, mientras el patrón quiere producir más y pagar
menos, nosotros asumimos el criterio de ganar más y trabajar menos. Esa
es una de las “leyes” de nuestra lucha. Al final de la negociación de
2008 conseguimos aumentar al doble los salarios. Incrementamos el
sistema de buses de acercamiento para los trabajadores. Hoy el sindicato
administra 5 mil horas del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo
(SEMCE), y los socios son los que deciden qué quieren estudiar. Podemos
entregar hasta 5 becas de estudios universitarios, más un pozo adicional
de 5 millones de pesos anuales para los trabajadores que deseen
ingresar a la enseñanza superior. El criterio para entregar las becas
tiene que ver con el compromiso de que quienes las usen luego viertan
sus conocimientos entre los propios compañeros. Y para que estudien
tranquilos, ordenamos nosotros mismos los turnos.”
-Es
archi-sabido que una de las políticas sustantivas del capital, tanto
para obtener ganancias rápidas, fortalecer la hegemonía financiera, como
para reproducir el control social por arriba, es el endeudamiento
individual. ¿Hacen algo al respecto?
“Aquí
nos vienen a vender de todo, y la cultura del consumismo, aumentada por
las carencias propias de nuestra extracción de clase, nos impone un
desafío que debemos enfrentar urgentemente.”
-¿Y en las negociaciones posteriores?
“Consolidamos
y aumentamos los derechos conquistados. Y fíjate que hasta ahora no he
dicho una sola palabra del clásico bono de fin de conflicto que,
lamentablemente, es a lo que se reduce la inmensa mayoría de las
negociaciones colectivas de la minoría de los trabajadores que, estando
sindicalizados, tienen la fuerza y organización suficientes para
negociar algo en Chile. Ese bono lo transformamos en parte del salario
mensual. Por otra parte, conseguimos, a través de mesas de trabajo
permanentes, negociar prácticamente todos los días.
Clotario Blest: la experiencia, los principios y el fuego que no cesa
-Pero ustedes son dirigentes convencidos de la necesidad de la unidad de la clase explotada…
“Jamás
lo olvidamos. Por eso hoy estamos embarcados en el acompañamiento,
asesoría y formación de nuevos sindicatos. Y no cobramos. Es más,
estatutariamente tenemos un ítem para colaborar con sindicatos más
pequeños.”
-¿Podrías sintetizar los principios básicos del sindicato?
“Somos
autónomos. Todo lo decide democráticamente la asamblea: desde las
cuestiones más simples, hasta los petitorios para las negociaciones. A
mitad de mandato, un dirigente puede ser revocado de su cargo con el 50%
más uno de la asamblea. No dependemos de los empresarios, ni de los
partidos políticos tradicionales, ni de ninguna central sindical. En
especial de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), después de que en
las elecciones parlamentarias de 2009 y sin preguntarle a nadie, su
entonces presidente y actual secretario general, Arturo Martínez, fue
candidato a diputado por el Partido Socialista. Le fue mal en las
votaciones y, con elástico, volvió a la presidencia de la multisindical
como si no hubiera ocurrido nada. Ahí se rompió la relación. Por lo
demás, no creemos que ninguna central sindical existente sea
representativa de la clase.
En
los últimos tiempos del mandato de Arturo Martínez en la dirección de
la CUT, junto con el alcalde de Quilicura (zona norte de Santiago, donde
está la bodega), un militante de la ultraderechista Unión Demócrata
Independiente (UDI), abrió una casa del trabajador en el territorio. Se
multiplicaron las diferencias. La CUT entonces se involucró con Juan
Moreno, un dirigente de la Federación de Trabajadores de Sindicatos
Líder cuando era propiedad del grupo Ibáñez, y condujo una negociación
de la mano con la empresa para crear un acuerdo marco que no les entregó
a los trabajadores ningún mejoramiento salarial ni de condiciones de
trabajo. Hasta hoy, Juan Moreno trabaja por un sueldo millonario para
Walmart, y al mismo tiempo es asesor de la CUT que dirige Bárbara
Figueroa. Y tampoco nos representa, toda vez que sigue siendo una
extensión del gobierno de turno. Es más, me gustaría saber cuántos
dirigentes que están en la CUT interpretan y representan a la clase
trabajadora, como me gustaría saber cuántos están trabajando realmente.
Que la conduzca una militante del comité central del Partido Comunista
(PCCh), como Bárbara Figueroa, no significa nada a mediados de la
segunda década del siglo XXI en Chile. El Partido Comunista de Chile es
una secta.
Ahora bien, en estos momentos la Federación de Sindicatos Líder (Walmart), que se encuentra en medio de una huelga (http://sindical.cl/2014/12/8-mil-trabajadores-de-supermercado-lider-en-huelga-a-nivel-nacional/),
tiene otros dirigentes, otra categoría de luchadores y luchadoras. Los
consideramos como a nuestros pares. En este sentido, estamos en un
proceso de conjuntar en una sola organización a todos los trabajadores
de la compañía y negociar todos juntos, al mismo tiempo y directamente
con la gerencia. Para allá vamos.”
-¿Cuál es, entonces, el camino del nuevo sindicalismo chileno?
“Unidad,
trabajo en equipo, independencia, etc. La verdad es que la tarea es
formar una nueva Central Única de Trabajadores con los principios
básicos de la CUT de Clotario Blest, de acuerdo a las formas presentes
del trabajo y el capital. Y lo podemos hacer. No tengo dudas.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario